6.11.13

RTVV: crónica de una muerte anunciada.

   Ayer, martes 5 de noviembre de 2013, el gobierno valenciano anunciaba a media tarde y mediante una escueta nota de prensa el cierre de la radio y televisión pública. Lo hacía después de que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia anulase el ERE que los directivos de la cadena habían ejecutado contra más de mil trabajadores. A pesar de que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, aseguró que acataría la resolución del TSJ sobre el ERE, este es un nuevo cambio de rumbo inesperado, una pataleta más. Estamos, sin lugar a dudas, frente a la historia de una muerte anunciada: el asesinato de RTVV.
   Para entender mejor este desdichado final hace falta retroceder unos cuantos años, concretamente veintitrés. Meses después del nacimiento del ente público, el entonces director general, Amadeu Fabregat, introduce un listado de 543 palabras prohibidas por sonar demasiado catalanas y censura a algunos personajes de la cultura valenciana como Ovidi Montllor. Era 1990 y comenzaba un proceso irrefrenable de decadencia del ente público. Después de éste vinieron otros muchos episodios que han ayudado a la muerte y desaparición de RTVV. Julià Álvaro, periodista afectado por el ERE dijo en su día que si el PSPV hubiera “tenido claro el sentido de unos medios de comunicación públicos en valenciano y para el País Valenciano, seguramente el Director General jamás habría sido Amadeu Fabregat”1. Cinco años más tarde, en 1995, llega el Partido Popular a la Generalitat y convierte RTVV en una casa de lenocinio. Las órdenes gubernamentales no tardan en llegar a una redacción relativamente joven a la que ni la dirección general ni la de informativos protegen. Algunos periodistas protestan y se oponen a acatar órdenes delirantes como la de grabar a Eduardo Zaplana únicamente de su lado bueno, cómo si lo tuviera. Con los años, estos profesionales acabarán defenestrados dentro de la cadena, otros periodistas aceptan los mandatos sin más, no las cuestionan, ni las critican. Estos últimos acabarán en puestos de relevancia, o no verán sus nombres incluidos en la lista de afectados por el ERE.
   En Canal 9, la ruinosa Terra Mítica era un éxito de Zaplana, la Educación Pública en barracones se silenciaba con promesas de nuevos edificios en los que dar clase, el colapso del sistema sanitario valenciano no existía, y en su lugar se emitían inauguraciones en directo de centros hospitalarios. Camps, qué bueno era Camps cuando ponías Canal 9. Y lo de la Gürtel un invento de cuatro, porque lo que importaba es que por Valencia ya corrían coches de Fórmula 1. No olviden los veleros de la Copa América, ni lo bonita que está Valencia con Rita. ¿Les he dicho ya lo bueno que es Francisco Camps? ¡Vótenle, por favor! En 2010, el por entonces presidente de RTVV, José López Jaraba, afirmó que la radio y televisión públicas respetaban escrupulosamente la pluralidad informativa, y vaya que sí. No sólo de Camps se hablaba en la una televisión cuyo color corporativo era, paradójicamente, el rojo. También se hablaba, por ejemplo, del Aeropuerto de Castellón, que iba a ser un éxito creado por obra y gracia de Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón. Como les decía, pura pluralidad informativa. ¿No me creen? Sigamos con los ejemplos. Entre los días 8 y 10 de julio de 2006, Valencia celebró el V Encuentro Mundial de las Familias. En Canal 9 estaba todo preparado para dar un tratamiento informativo sin precedentes del acto, pero las casualidades -o la ausencia de unas balizas de seguridad-, hicieron que el día 3 un tren de la línea 1 del metro descarrilase acabando con la vida de 43 personas, y otras 47 resultasen heridas. Con todo preparado para la visita del Papa y la Comunidad en el foco informativo internacional, aquellas muertes fueron una putada para el engranaje propagandístico del PP. Sustituyan putada por imprevisto, si son muy delicados. ¿Cómo solucionar el imprevisto? Muy sencillo: haciéndolo desaparecer. Durante la visita del Papa, Canal 9 dedicó  4 minutos y 26 segundos al accidente de Metro, frente a los 292 minutos protagonizados por Ratzinger en los informativos, a lo que debemos añadir más de 16 horas emitidas en directo de las diferentes jornadas de la visita2.
   En la crónica del crimen de RTVV no puede faltar el principal argumento que los propios asesinos utilizan para justificar el acto: la astronómica deuda contraída por el servicio público. Sin embargo, ¿es esa deuda producto de la casualidad?, ¿es razonable la deuda de casi 1.400 millones de euros en base a los gastos de la empresa? La respuesta a ambas cuestiones es sencilla: no. La astronómica cifra a la que asciende el agujero negro de la cadena valenciana es el resultado de corruptelas, intereses, delirios de grandeza, producciones de costes inflados, competencias impropias de un servicio público, enchufismos, ausencia de una gestión coherente… De nuevo, ahí van algunos ejemplos: la visita del Papa no sólo sirvió para el autobombo propagandístico del Partido Popular, sino que también fue utilizada para enriquecer a miembros del partido y algunas personas cercanas al mismo. Bajo la dirección de Pedro García, la cadena pública firmó un contrato con Teconsa de 7,4 millones de euros por la instalación de pantallas y altavoces durante la visita papal, el coste real no alcanzó los 3,2 millones3. Pedro García dimitió como director general tras ser imputado por cohecho, malversación, blanqueo de capitales, prevaricación y fraude fiscal. Su relación con la trama Gürtel se evidenció tras esta imputación. García era amigo íntimo de El Bigotes y, presuntamente, había recibido hasta 500.000€ del entramado. Durante el periodo en que García fue director general de Canal 9 los espectadores de la televisión pública no escucharon nunca la palabra “imputado” relacionada con Francisco Camps, según PÚBLICO.ES4.
   El despropósito de RTVV alcanza las cotas máximas de inmoralidad gracias a Vicente Sanz, quien fue desterrado de la política activa de la mano de Eduardo Zaplana tras pronunciar una desafortunada frase que era toda una declaración de principios: Estoy en política para forrarme. Su llegada al ente público en 1995 supuso el fin de su carrera política, y la retirada a un refugio blindado con paredes de oro5, que se alargó hasta su dimisión en 2010. Sanz se valía de su puesto dentro de la televisión pública para obtener favores sexuales por parte de tres periodistas de la cadena. El auto judicial incluye descripciones que no dejan lugar a duda de la ausencia de ética y escrúpulos de Sanz como la siguiente: “mostró su sexo erecto a esta mujer, le llegó a coger de la cabeza atrayéndola hacia él, al tiempo que le decía: dame una chupaeta". Vicente Sanz se enfrenta a una posible condena de hasta 10 años de prisión por el presunto delito de agresión sexual.
   La muerte de RTVV es el último despropósito de un gobierno errático, decadente, enloquecido por sus propios fracasos. Un gobierno que sabe que sus días de gloria ya quedan muy lejos, que los amiguitos del alma reclaman lo que es suyo y que ellos no tienen dinero para dárselo. La desaparción de RTVV supone un fracaso para los profesionales del ente afectados por el ERE que han defendido con uñas y dientes sus puestos de trabajo, así como la radio y televisión de la ciudadanía valenciana. Pero no debemos de olvidar una moralina que nos deja esta muerte: mientras los asesinos que han acribillado RTVV se van –de momento- con las manos limpias, sus cómplices dentro de la radio y televisión se van a las colas del INEM. Quizá protestar contra los autoritarismos despóticos de los políticos de turno tenga su recompensa: la dignidad y el puesto de trabajo. Ojalá se haga justicia y la Generalitat recule en su decisión de cerrar RTVV, acabando así con las aspiraciones de los futuros profesionales de la comunicación, y con el presente de actores, periodistas, documentalistas, decoradores, peluqueros, maquilladores… El fundido a negro de RTVV es también la desaparición de un espacio en valenciano, uno de los pocos que quedaba. Hay muchas cosas que mejorar, sí, pero también hay muchas ganas de mejorarlas. La muerte de RTVV nos quita la opción a alcanzar algo que valencianos y valencianas nos merecemos: una radio y televisión públicas que nos informe de forma plural, objetiva y en valenciano.
   Y recuerden, esto no es la crónica de una muerte casual, sino la de un asesinato premeditado llevado a cabo por unos asesinos que tiene nombre y apellidos. En esta humilde crónica no están todos los que son, hay más mierda, con más nombres y más apellidos. Ustedes, ciudadanos y ciudadanas, tienen derecho –y obligación- a exigir Justicia. Si le preguntan a los responsables del asesinato de RTVV probablemente la respuesta sea algo parecido a esto: Entre todos la matamos, y ella sola se murió.

2.Datos extraídos del artículo “Con periodismo se llena la Plaza del Accidente del Metro de Valencia” http://juliaalvaro.blogspot.com.es/2013/06/el-periodismo-llena-la-plaza-del.html
3.El juez imputa al exjefe de Canal 9 por blanqueo de dinero y delito fiscal http://politica.elpais.com/politica/2012/03/30/actualidad/1333116487_928601.html
4.El caso Gürtel se cobra su primera víctima en Valencia. http://www.publico.es/espana/246875/el-caso-gurtel-se-cobra-su-primera-victima-en-valencia
5.Abuso sexual en Canal 9. http://www.elmundo.es/elmundo/2011/07/07/valencia/1310035437.html

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