12.8.10

¿Sabéis cuanto duele?

Estábamos discutiendo, como cualquier persona que convive con otra, la música, según vosotros estaba demasiado alta. Yo acepté bajarla, pero os dije que esperaseis un momento, no pudiste hacerlo y apagaste el equipo. Yo me enfadé y os grité, vosotros ya lo habíais hecho antes. Tú, papá, decidiste que la mejor forma de hacerme callar era dándome con la mano en la boca, cuando lo hiciste conseguiste ponerme más nervioso aún y te hice salir de la habitación empujándote. Tú, mamá, te asustaste cuando viste que él no dominaba completamente la situación y me diste una hostia, más fuerte que la de papá, bastante más. Yo sólo os dije que lo que quisierais decirme lo hicierais desde fuera de la habitación, que respetaseis mi espacio en casa. Vosotros os encargasteis de recordarme que era vuestra casa, y que mi cuarto estaba dentro de ella, por lo tanto yo no tengo ningún espacio personal.

Lo mejor que se os ocurrió para calmar una situación, que tampoco era tan tensa como otras anteriores, fue tirarme a la calle. Pasé la tarde fuera de casa, os esperé en la calle para poder entrar a cenar, cuando llegasteis y me visteis sentado en el parque, pasasteis de largo. Yo fui a llamar al telefonillo, no abristeis. Llamé a mis amigos, estuvimos hablando mucho tiempo, cuando ya habían pasado un buen rato, volví y llamé de nuevo. No abristeis, estabais dispuestos a dejarme en la calle, como si fuera cualquier cosa, como si no fuera nada.

Por suerte no estaba solo y no tuve que pasar la noche en la calle, no se imaginan los que me estuvieron ayudando, cuanto les estoy agradecido. Por la mañana volví a llamaros una y otra vez, volví a intentar que me dejaseis entrar en casa, y volvisteis a dejarme en la calle, tuvisteis la poca vergüenza de ni tan siquiera contestar ninguna llamada. Vosotros, pensando que había pasado la noche en la calle no fuisteis capaces ni de llamarme para saber si estaba bien.

Cuando por la tarde, por fin pude llegar a casa y nos sentamos a hablar me dijisteis que si quería volver tendría que aceptar unas condiciones os dije que estaba dispuesto a hacerlo, pero que no quería estar con vosotros, no podía ver como no os arrepentíais nada en absoluto de dejarme en la calle, no podía creer que no me preguntarais ni una sola vez donde ni cómo había pasado la noche. Realmente parecía que no os importaba, "es lo que te merecías" me dijiste, nadie se merece que lo tiren de casa y menos por semejante tontería. ¿Sabéis cuanto me duele?, ¿Sabéis cuanto tardaré en perdonaros?, ¿Sabéis que me planteo cuanto me queréis?. En unos días volveré a casa, ahora necesito dar respuesta a muchas preguntas.

A pesar de todo, yo os quiero, o eso creo.
Héctor

4 comentarios:

Héctor dijo...

Escribo este post sin ninguna intención más que contaros lo que pasó. Ellos no leerán la carta. Para los que os podáis preocupar os digo que estoy en una casa y que estoy bien. Triste y algo enfadado, pero bien. Gracias a todos los que habéis pasado estos días conmigo, y gracias a ti, por dejarme pasar la noche en tu casa, por no dejar en ningun solo instante de preocuparte por mi.

Besos,
héctor

Princesa Revolucionaria. dijo...

Siento esta desagradable situación.
Si necesitas algo también tienes un lugar en mi casa.
Un besazo.
Y fuerza.

Anónimo dijo...

D nada cariñet...tu lo hubieras hecho igualmente x mi estoy segura.
Ademas, para eso estan los amigos no?
Solo m alegro d q ahora estes mejor...nos vemos en un ratito!!
Besitos!! :)

Amanda dijo...

Tambien hubieras tenido mi casa, ya lo sabes. Te quiero.