3.6.11

Las gaviotas azules

Hubo un tiempo en el que, en Valencia, había un barrio de pescadores, de vecinos que se conocían, de obreros, de buena gente; hasta que un día, una bandada de gaviotas, que curiosamente no eran marineras, lo llenaron de cagadas, de drogas, delincuencia, ratas, cucarachas y prostitución, con intención de derribarlo y levantar altos edificios con sus constructoras.  Hubo un tiempo en el que la avenida de Blasco Ibáñez acababa en la estación de trenes del Cabanyal. Hasta que un día, la señora de rojo y sus amigos decidieron arrasar con todo el barrio y ampliar la avenida hasta  conectarla con el mar y, posteriormente con Ibiza. Hubo un tiempo en el que los valencianos vestían para trabajar sus huertas, hasta que, en su lugar, se levantaron enormes edificios. Hubo un tiempo en Valencia, en el que la gente se compraba sus trajes, hasta que un señor del Opus decidió que era mejor que, a cambio de favores, te los regalasen. Hubo un tiempo en el que se hablaba valenciano, hasta que llego el señor “Fuente de Mora” y acabó con la línea educativa en la lengua autóctona. Hubo un tiempo en el que en Valencia, los ciudadanos elegían libremente que canales querían ver. Hasta que las gaviotas acabaron con la variedad informativa. Hubo un tiempo, quizás algunos lo recuerden, en el que en las ruedas de prensa, los periodistas preguntaban, hasta que se les prohibió. Un tiempo en el que los ciclistas y los viandantes convivían en armonía, hasta que la señora de rojo decidió que era mejor que formasen parte del asfalto y (¡qué paradoja!), consiguió que muchos acabasen aplastados por los coches contra éste. Hubo un tiempo en el que el dinero público se destinaba a hospitales, parques, colegios… hasta que se destinó a un gigante Scalextric de ricachones. Un tiempo en el que el puerto era de los pescadores, hasta que pasó a ser un parking de yates. Hubo un tiempo en el que los valencianos y las valencianas hablaban, hasta que, hace cosa de veinte años, empezaron a rebuznar, y rebuzno tras rebuzno, consiguieron que la ciudad acabase siendo más azul que el Mediterráneo que la baña. Si Hitchcock viese tanta gaviota junta echaría a correr sin pensárselo dos veces…

6 comentarios:

Rosa Sanchis dijo...

Sublim!
Estimat, compartiré el post al feisbuc.

Voro dijo...

Qué bueno hector!! PD: Camps es del Opus!!??

Héctor dijo...

Gràcies als dos, per passar-vos i per comentar!
Voro, ya sabes la respuesta :)

Anónimo dijo...

Chapo, me quito el sombrero ante este articulo! Al tiwtter ya!

Anónimo dijo...

Que razón tienes! Me encantan los artículos!
Enhorabuena

Héctor dijo...

Gracias Fran!
Anónimo... si supieras lo que me intriga saber quien está detrás de los "anónimos"... Gracias!!