23.8.11

Chasing Cars (microrrelato)

Dio el último trago al whisky, dejó un billete de diez euros bajo del vaso y se fue. Cogió un taxi, indicó la dirección y se puso los auriculares. Chasing Cars resonaba en sus oídos y, en ese mismo instante le invadió la soledad, una profunda melancolía irrumpió en cada uno de sus órganos, y no pudo contener las lágrimas. De camino detuvo el vehículo en una floristería, compró una rosa roja y siguió su camino. Unas calles antes bajó del taxi, continuó caminando hasta llegar a su destino. En un papel arrugado escribió una nota. Llamó a la puerta y nadie abrió. Tras una larga espera, al ver que nadie llegaba, se marchó.

Al amanecer una mujer con un periódico en la mano abrió la puerta, recogió la rosa y la nota. “No necesitamos nada, ni a nadie. Todo lo que soy, todo lo que fui alguna vez está justo en tus ojos.” Ella sonrió, pero era tarde. Al abrir el periódico encontró la peor noticia que jamás había leído. Un hombre se había suicidado, en su mano guardaba una carta: “No necesitamos nada, ni a nadie.” La mujer buscó por todo el cementerio, y cuando estaba a punto de irse encontró una lápida rodeada de flores con una inscripción que le resultaba familiar: “Si me acuesto aquí, si simplemente me acuesto aquí, ¿te acostarías conmigo y simplemente te olvidarías del mundo?, te esperaré eternamente en este jardín que explota de vida. Todo lo que fui alguna vez está en tus ojos. Te quiero.”

(ficción)
*Parte del texto está extraído de la canción Chasing Cars de Snow Patrol.

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