Entre los papeles de Bárcenas, la fotografía de Feijóo con
el narcotraficante Marcial Dorado, Urdangarín, las cuentas del Rey en Suiza y,
la imputación de la Infanta Cristina, la ciudadanía tendría que estar
escandalizada y colapsando las calles. Lejos de suponer esto un problema que
replantee las bases de la llamada democracia, los dirigentes de los grandes
partidos por un lado, y Casa Real por el otro, intentan darle la vuelta a la
tortilla para mantener su puesto y sus privilegios.
Gracias a la complicidad del gobierno y el principal partido
de la oposición con los bancos, la gente con problemas para pagar la hipoteca es desahuciada y, en los casos más extremos se suicida. Tenemos un enorme problema con una solución aparentemente sencilla:
renovar la tradicional separación de poderes -legislativo, ejecutivo y
judicial-, incluyendo al económico. De esta forma, la alianza entre los grandes
partidos y la banca con el objetivo de la condonación de la deuda terminaría.
Es
necesario que el gobierno sea valiente, para que no se subyuguen los
intereses del país a los propios del partido. Con un gobierno transparente, sin
muertos en los armarios y con valentía, la Iniciativa Legislativa Popular
contra los desahucios habría sido aprobada y estaría aplicándose con rapidez. Probablemente,
si esto fuera así, el peso del problema no recaería de pleno en las espaldas de
los ciudadanos y estaríamos ahorrando muertes.
La falta de ética en la política se extiende sin frenos
motivada por el interés económico de sus miembros: desde las privatizaciones sanitarias,
enmascaradas con un falso ahorro para las arcas públicas, hasta la complicidad
del gobierno con la banca. ¿Qué importa que la sanidad privada sea más costosa
si algunos políticos ganan dinero a costa de la privatización? Lejos de que
alguien decida coger el toro por los cuernos, ser valiente y transparente,
surgen voces como la del presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio
González, quien plantea la posibilidad de limitar las publicaciones de
escándalos políticos en medios de comunicación.
Nos engañan como quieren, hablan de democracia para justificar
la violencia policial contra manifestantes, hablan de democracia para señalar a
quienes presionan a los políticos para que se posicionen contra los desahucios.
Qué antidemocráticos los escraches, que democrática la corrupción, la falta de
escrúpulos, enriquecerse a toda costa, no tener nunca suficiente dinero, los
desahucios, los suicidios, la gente pasando hambre…
Ellos ganan más privilegios y dinero mientras los ciudadanos
perdemos derechos, trabajos y dinero. Nos toman por idiotas, sin saber que
hasta a los idiotas se les acaba la paciencia.
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