El machismo es un fantasma que aparece en cualquier momento.
Es, probablemente, una de las mayores y más bastas construcciones sociales del
sistema patriarcal instaurado en la sociedad actual. Podría hacer un repaso a
los inicios de éste sistema discriminatorio, pero me lo ahorraré, los efectos
son tan evidentes, que lo importante no es buscar los orígenes, sino la
solución.
Creer que las tareas del hogar son cosas de mujer, es
machismo. Ver a una mujer en actitud sexual y pensar que es una puta, es
machismo. Educar a las niñas en la idea de que las minifaldas provocan
violaciones y no educar a los niños en el respeto hacia el cuerpo de las
mujeres, es machismo. Contratar a un hombre antes que a una mujer, teniendo
ambos igualdad de condiciones, por si ella se queda embarazada, es machismo.
Que las mujeres cobren de media un 20% menos que los hombres ocupando el mismo
puesto de trabajo, es machismo. Que el ámbito público sea de los hombres y el
privado de las mujeres, es machismo. Creer que las leyes contra la violencia de
género son un ataque a los hombres, es machismo. Decidir sobre su cuerpo, es machismo. Ayudar en las tareas del hogar,
en vez de compartir, es machismo. Decidir la ropa que se pone tu novia, es machismo.
Pensar que te pertenece, es machismo. Empujarla la primera vez que te cuestiona
tu actitud, es machismo. La hostia que le das cuando no te enseña su móvil, es
machismo. La paliza que le pegas cuando llega a casa tarde, después de una cena
con sus amigas en la que piensas que seguro que te ha sido infiel, es machismo.
Insultarle, gritarle y amenazarle, es machismo. Asesinarla, es machismo.
Una educación igualitaria, que no discrimine ni por sexo ni
por género. Que el rosa pueda ser para ellos, y el azul para ellas. Que él
pueda aprender a cocinar como lo ve en su madre, para que en el futuro comparta
en casa; que ella pueda pintarse la cara y jugar a ser una soldado. Debemos de
aprender que las personas son libres, que no nos pertenecen, que pueden
compartir su vida con nosotros pero que igual que vienen libres, pueden irse de
la misma manera. Tenemos que entender que la palabra es más valiente que los
puños.
La violencia machista no entiende de edad, ni de color de
piel, ni de clase social. Nadie está a salvo de un fantasma que aparece en
cualquier momento, en cualquier lugar del mundo. No podemos confiarnos y dejarnos
llevar por el machismo, debemos educarnos, madurar y mejorar nuestras relaciones
para desmontar el machismo. No es más, ni menos, que una construcción social.
Si muchos años de discriminación lo han empoderado, podemos desmontarlo con
años de Igualdad. Las lapidaciones de mujeres en oriente son la muestra real y
extrema de las que realizamos en occidente. Lanzamos piedras invisibles que
hacen más difícil el camino de las mujeres. No queremos piedras sobre sus cuerpos, ni reales ni
ficticias. Quién esté libre de machismo, que nos ayude a dejar de tirarles
piedras.
Número contra el maltrato (no aparece en las facturas): 016
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