27.10.13

Los monstruos de Rajoy

Pantallazo de 13TV (Vía @Tejero23F)
 Tras la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que tumbaba la doctrina Parot, la primera consecuencia, de otras muchas que se sucederán en las próximas semanas, fue la excarcelación de la etarra Inés del Río, a la que se le aplicaba esta doctrina cuya principal característica es el cumplimiento del máximo de años legales en prisión. Sin embargo, a pesar de que un tribunal de Derechos Humanos haya derogado la Parot, hay quienes ponen en tela de juicio la decisión.
  El principal problema de la derogación de la doctrina Parot en España reside en las personas afectadas por la misma: asesinos y terroristas, valga la redundancia. Probablemente, el segundo problema sea la ausencia de legitimidad y confianza en la Justicia, desvirtuada por hartos motivos en los últimos años. El tercero es simple: la sed de venganza provocada por el sentimiento de que la Justicia es, paradójicamente, injusta. Hay quienes creen que las condenas que la legislación española impone a quienes asesinan no son lo suficientemente duras, por lo que la doctrina Parot era un parcheado judicial útil y reconfortante. La Parot ha sido recientemente derogada por Estrasburgo, lo que debería suponer una inmediata excarcelación y recompensación de quienes hayan visto sus condenas aumentar indiscriminada e ilegalmente.
  En esta historia de justicias y ansias de ajusticiamiento, entra en escena un cuarto problema: la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que, en principio, vela por la memoria de las víctimas del, como su propio nombre indica, terrorismo. Aunque eso es sólo en principio, porque realmente nunca han defendido a todas las víctimas y, desde hace unos años, la asociación trata de influir en la vida política del país. La AVT contó, y cuenta, con el apoyo del Partido Popular, que reforzaba el aspecto político de la asociación cuando lanzaba halagos para la misma y críticas para el Gobierno socialista de Zapatero y su política antiterrorista. Esto, señoras y señores, ha supuesto el nacimiento de un quinto problema: la conversión de la AVT en un monstruo que devora al mismo partido que le ayudó a crecer y popularizarse. En la concentración contra la derogación de la doctrina Parot organizada por la AVT, los miembros del PP que apoyaban la misma se han visto envueltos en una tormenta de críticas y reproches por parte de la presidenta de la asociación, así como de los asistentes. A día de hoy, la AVT es un enemigo más del Gobierno popular que, le pese a quien le pese, deberá acatar la sentencia de Estrasburgo. Lejos quedan aquellos días en los que el PP y la AVT eran buenos avenidos. Mariano Rajoy y su equipo deberían saber que el sueño de la oposición produce monstruos como la AVT.
  En las próximas semanas, voces de la AVT y de sus aliados ocuparán páginas en prensa y minutos en radio y televisión. Clamarán por la insurrección frente a la sentencia de Estrasburgo, lo harán en nombre de las víctimas, aunque de las del franquismo nunca se hayan acordado. Reclamanrán un ajusticiamiento disfrazado de justicia. De disfraces ellos saben mucho, son lobos con piel de cordero. Aguiluchos con piel de demócratas.

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