9.9.13

De Madrid, al suelo

   Terminan las vacaciones. Algunos nos incorporamos a la vida universitaria con el miedo y la incertidumbre de los primeros días. Hay otros a los que la vuelta a la rutina laboral se les debe hacer un poco más cuesta arriba. Véase el caso de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella.
   El discurso que Botella pronunció en inglés, este fin de semana frente al Comité Olímpico Internacional en el hotel Hilton de Buenos Aires tardó unos segundos en correr por las redes sociales. Como Twitter es como un patio de vecinas en el que la mala leche tiene premio, los usuarios nos lanzamos a destripar cada una de las palabras de la alcaldesa madrileña. Y eso que parecía que Botella había intentado evitar el ridículo a base de esfuerzo y clases. Ríete tú del protagonista de El discurso del Rey. Me la imagino comprando todos los cursillos del estilo aprende inglés con Disney, el inglés en 1000 palabras... aunque, teniendo en cuenta que en el vuelo de ida hacia Argentina, la delegación española acabó con las existencias de alcohol en el avión, podemos entender que la alcaldesa cambiase el acento británico por el de Moratalaz. Si se pone, hace el discurso a ritmo de chotis. Es una lástima que no estuviera aconsejada por su marido, el presidente Aznar, porque él sí que tiene un buen acento de Texas. Si aún están alucinando con lo del botellón de altura, lo harán más cuando sepan que hasta el mismísimo Wert se arrancó a cantar por Raffaella Carrá, según contaba en Twitter la periodista Luz Sanchís tras verlo en el Telediario de TVE. Ese vuelo, no envidiaba en nada al de la película de Almodóvar.
   El caso es que el sueño olímpico madrileño tiene más de pesadilla que de otra cosa. Que si los ciudadanos se quejan de que antes que unas Olimpiadas prefieren una buena Educación Pública; que si con el dinero de los Juegos se acaban los recortes en Sanidad... No hicieron falta manifestaciones ciudadanas para frenar el despropósito olímpico, porque el COI pasó olimpicamente de la candidatura madrileña. Una decepción que ni te cuento. A mí no me han amargado el final de las vacaciones, pero a la delegación española en Buenos Aires les han jodido la vuelta al curro. Rajoy porque no pisa una sala de prensa ni por saber morir, y los príncipes porque no saben lo que es trabajar; pero los otros 177 miembros no van a saber dónde meterse hoy cuando en la oficina les pregunten por el fracaso olímpico. Por suerte, ya van tres, y al final uno se acostumbra a que le den la patada en el culo. Dicen que de Madrid, al cielo, pero a este paso ya lo pueden actualizar por uno mucho más realista: de Madrid, al suelo.

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