26.4.12

Caricias en Botswana.


En el Parque Natural de Cabárceno (Cantabria) ha nacido una gorila de poco más de 2 kilos. Su madre no se separa de ella. La mima, la cuida y la protege. A nosotros nos sale la vena humana que permanece escondida, con demasiada cotidianidad, bajo un caparazón de piel curtida para las desgracias. La mirada de resguardo de la madre, así como la mano que recoge y envuelve a la pequeña gorila, son gestos iguales que los que las madres humanas dedican a sus hijos. Cuando, por diferentes motivos, sentimos que nuestro mundo se desmorona, sus ojos, sus manos y, su pecho, siempre están disponibles para recogernos y alentarnos. Esa familia de gorilas tiene la suerte de estar en el Parque  de Cabárceno, en el que las mismas barreras que les limitan su libertad, les protegen de fusiles extraños. Igual que estos gorilas, nosotros tenemos la suerte de ser animales humanos y de vivir en la llamada civilización. Quizás si fuésemos elefantes, jabalíes, rinocerontes, búfalos, o cualquier otro animal, y estuviéramos al alcance de algún rey de andares robóticos y de su rifle, no tendríamos la misma suerte.
Matar animales para alimentarnos forma parte de la misma cadena alimenticia que lleva al león a desgarrar el cuello de la cebra y devorarla, pero asesinar animales por diversión no es más que producto de una mente enferma. Una tortura innecesaria, arcaica, inhumana. No tiene nada de divertido atravesar la cabeza de un elefante, ni  ver como su cuerpo hace temblar el suelo al caer víctima de un tiro. Tampoco  veo la gracia en hacer viajes a Botswana, donde más del 23% de la población tiene SIDA y la esperanza de vida es de 61 años, para cazar y no para visitar a cooperantes o investigadores. No es gracioso que el rey, por el simple hecho de serlo, se salte las listas de espera de la Sanidad Pública, cuando él, mejor que nadie, podría tener un reposo muy tranquilo, pero tampoco podemos olvidar que ha estado ingresado en una clínica privada. A mí un asesino no me representa, y menos, si ni yo ni nadie puede elegirlo. Sus disculpas me parecen demasiado ridículas y baratas. Aunque quién sabe, quizás el monarca no pudo evitarlo, al fin y al cabo ya sabemos que donde pone el rifle, pone la bala, si no que le pregunten a su hermano. 

8 comentarios:

Lauringuis dijo...

Héctor eres un artista!
Es genial, me ha encantado, sobretodo prque sobrepones la importancia de la salud de un animal, en est caso uno en peligro de extinción, a cualquier problema económico o político.. es que parecía que a nadie le importaba que se mataran elefantes!
DI NO A LA CRISIS DE VALORES!
Lo que continua también está muy bien dicho, sobre todo el "zas! en toda la boca" al sacar el tema del hermano ;)

Héctor dijo...

Lauringuis, muchas gracias, es vergonzoso hacer negocios matando animales (si encima están en peligro de extinción incluso más), y matarlos a secas también. Muchas gracias por pasarte y comentar... aunque no sepa quién eres.

Anónimo dijo...

Me parece abusiva tu falta de respeto, no comparto lo del rey, pero se pueden decir las cosas sin faltar, igual que tu pides respeto para varias cosas en tu blog, aprende a escribir sin despreciar a los demás, no por ello tu opinión será más válida

Anónimo dijo...

Jo no he llegit cap comentari insultant. De vegades la realitat és tan insultant que sembla que qui la denuncia és qui insulta. De vegades sembla que és de mal gust parlar de la misèria . Es urgent que ens espavilem a mirar les injustícies que passen davant nostre i no girar el cap i parlar-les i actuar junts. Gracies pel teu comentari.

Héctor dijo...

Anónimo del 26 de abril, estaré encantado de saber dónde crees tú que hay faltas de respeto.

Héctor dijo...

Anònim del 29 d'abril, moltes gràcies pel teu comentari, el bloc té un costat molt ampli de cosses positives i, un costat, quasi invisible, de cosses roïnes. Tot que l'anònim del 26 d'abril no ha estat insultant amb mi, jo, obviament, no hi veig cap falt de respecte.

Anónimo dijo...

Lo de que mató a su hermano sobra. Las circunstancias tu no las sabes, y seguramente estará toda su vida lamentando eso. En muchos de tus escritos metes "pullitas" indirectamente sin justificación y solo argumentando tu creencias políticas, sociales y "religiosas", q no siempre son la verdad

Héctor dijo...

Tú puedes pensar que sobra, sin embargo es un episodio más de su vida, y no me lo he inventado yo. No he dicho que lo hiciera a conciencia, que sería una idiotez decirlo, ya que Juan Carlos era cuatro años mayor que Alfonso y, por lo tanto, heredero legítimo.
Cuando el rey mató a su hermano, tenía 18 años y había cursado un año en la academia militar, no lo digo yo, lo dice Paul Preston, que es un importante historiador británico muy relacionado con la historia de España, en el libro Don Juan Carlos. El Rey de un pueblo(Editorial Plaza & Janés, 2003). Hablar más allá de los datos es elucubrar, pero yo no he cruzado esa barrera.
Esa es una verdad, igual que lo son sus cacerías. Por suerte, más de 30 años después de su coronación, podemos hablar con libertad sobre los actos que el rey realiza, cosa que hasta hace poco no hubiéramos podido hacer.
Las "pullitas" enfatizan el texto y, siempre y cuando sean ciertas, son un argumento o un ejemplo más. No trato de esconderlas.
Obviamente, yo en mi blog argumento mis ideales políticos/religiosos/sociales de la forma en la que los veo, y desde un punto de vista totalmente subjetivo, pero es que no debes de olvidarte de que mi blog es pura subjetividad.
Gracias por comentar.