13.5.12

Vergüenza valenciana


El marzo pasado, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, decidió ampliar la zona de seguridad que rodea las mascletàs. La medida, lejos de buscar una mayor protección para el público asistente, trataba de reducir el espacio para evitar grandes concentraciones en las protestas contra los recortes que se desarrollaban bajo del balcón del consistorio. Sin embargo, sólo dos meses después y coincidiendo con la manifestación del 12M, la medida parecía innecesaria ya que, no sólo no existía la zona de seguridad sino que, además, el vallado que durante las fallas rodea los disparos con el objetivo de evitar posibles accidentes no estaba montado. En su lugar, los que asistimos a la manifestación pudimos encontrar las típicas vallas naranjas que el Ayuntamiento utiliza para cortar calles o para cualquier otro motivo que no implique un riesgo para la ciudadanía. La utilización de este cercado constituye una absoluta irresponsabilidad por parte del consistorio y, al mismo tiempo pone en evidencia el verdadero objetivo de la medida tomada por la alcaldesa durante las fallas.
La recolocación de una mascletà que siempre se ha disparado desde el antiguo cauce del Turia supuso un intento absurdo de boicot a la toma de la plaza, una provocación a los manifestantes y, una irresponsabilidad que pudo terminar en una tragedia. Además, el Ayuntamiento trató de obstaculizar la toma de la plaza escudándose en la pirotecnia de Reyes Martí, que fue la principal víctima de este altercado. Por suerte, tanto los pirotécnicos, como la Policía y los manifestantes, actuaron de forma rápida, retirando rápidamente la carga explosiva y guardándola en una furgoneta que abandonó la plaza minutos después del incidente. A pesar de todo, fue una insensatez entrar en la plaza sin tener en cuenta el riesgo que suponía la presencia del material pirotécnico. 
La colocación de una carga explosiva de 125 kilos en la plaza, que el Ayuntamiento sabía que iba a estar abarrotada, sin las medidas de seguridad oportunas supuso una imprudencia bochornosa que muestra la incompetencia de un gobierno local que es capaz de poner en riesgo la vida de muchos ciudadanos para evitar una protesta. Una vez más, vergüenza valenciana.

No hay comentarios: