24.6.12

La Fórmula de la vergüenza.

La Fórmula 1 ya está en Valencia. El circuito urbano valenciano tiene un ambiente envolvente, y es que el ruido de los coches se escucha a varios kilómetros de éste, o lo que es lo mismo, desde casi cualquier punto de la ciudad. Si en la época en la que las vacas adelgazaban con demasiada rapidez, el circuito no nos hacía demasiada ilusión; ahora, que más que de vacas flacas hablamos de vacas famélicas, el circuito nos chirría demasiado en los oídos, y en los ojos.
El Gobierno autonómico de Camps, Costa y Gürtel se hartó de asegurar que el circuito urbano tendría un coste cero para las arcas públicas pero, lejos de aquella mentira, entre 2011 y 2012, la Generalitat de Fabra compra, por el precio simbólico de 1€, la deuda acumulada de Valmor Sports, que ascendía a casi 35 millones de €. Valmor Sports era la empresa encargada de la organización del evento deportivo, y contaba con participaciones propietario del Villarreal CF, Fernando Roig, y de la desaparecida Bancaja, que era un pozo de amigotes del alma de muchos políticos.
Pero si la compra de 35 millones de pérdidas de una empresa privada con dinero público es vergonzosa, la situación se convierte en deplorable cuando esa compra coincide con la privatización de colegios y hospitales, la retirada de asistencia sanitaria a mayores de 26 años que no hayan cotizado, la subida de tasas universitarias, la masificación de las aulas en la educación primaria y secundaria, la retirada de las ayudas sociales, los despidos masivos de profesorado, la bajada de sueldos a los funcionarios, la desaparición de las casas de protección a mujeres maltratadas, la subida de precios y el empeoramiento del servicio público de transportes, los impagos a empresas por parte de la Generalitat…
Es decir, que mientras el Gobierno popular valenciano ahoga a sus ciudadanos con unos recortes cada vez más radicales, continúa pagando un canon por la celebración del Gran Premio de Europa de Fórmula 1, nacionaliza la empresa organizadora y, se hace la foto con el campeón del Gran Premio, sin un ápice de vergüenza. Quizás España no sea Uganda, pero Valencia no es Mónaco.

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