Si en vez de Soria, tuviese un
apellido con más caché, otro gallo cantaría. Y otra Justicia la juzgaría.
Justicia con mayúsculas, luces de neón y purpurina. Con flashes, periodistas y
glamour. Pero lástima. Emilia Soria es una ciudadana más, no es como ellos. Es
de los nuestros.
La
justicia española, con minúsculas, tiene el poder de aplicar condenas según el
apellido y la clase social. Así como el Gobierno hace lo propio para mantener
el estatus de la clase acomodada, sin importarle si para eso necesita cerrar
hospitales, privatizarlos, convertir la educación en algo vintage, subir los
impuestos… ahogando a las clases media y baja; la justicia, en rasgos
generales, copia el modelo, salvando el culo de más de uno.
Emilia es una ciudadana más, como
usted que lee, y como yo que escribo. Pero no como ellos, los de arriba, digo.
Políticos, banqueros, grandes empresarios, altezas reales y sus respectivos
cónyuges. ¿Conocen a alguno en prisión?, un pringado, en cualquier caso. Emilia
Soria se encontró hace 5 años una cartera con una tarjeta de crédito, fue a un
supermercado y compró comida y pañales para sus hijos por valor de 200€. La
dueña de la tarjeta ya le ha perdonado. Y, mientras espera a que se estudie su indulto
por parte del mismo ministro que hace unos días indultaba a un kamikaze que acabó
con la vida de una persona -Gallardón-, Emilia tendrá que entrar en prisión. Cinco años después, con una hija más y, por robar 200€.
Emilia Soria es una ciudadana
más, como usted, como yo, como nosotros. ¿Quién no robaría por desesperación?
Sin querer justificarla, comprendo su situación. Los de arriba no, ellos sólo
entienden que se robe por avaricia. ¿Quién no quiere tener 22 millones en
Suiza, o un palacete en Pedralbes?
Si apoyas el indulto a Emilia, firma la petición de Change.org clickando aquí.
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