Marcos podría ser un hombre real.
Si lo fuera, podría ser un chico joven. Podría tener el pelo corto, barba, y
estar de fiesta. Podría estar bebiendo con su grupo de amistades. Podría pagar
quince euros por entrar a la discoteca, o gastárselos en cervezas y tabaco que
fumar en la terraza de cualquier bar. Marcos podría estar disfrutando del
verano, o estudiando si hubiera suspendido alguna asignatura de la carrera que
podría estar estudiando. A Marcos podría despertarle el Whatsapp de su novia. Su novia podría ponerle un escueto buenos días, y acompañarlo con un corazón.
Él podría contestarle enviando una foto para que la chica viera lo contenta que
se pone su anatomía cuando piensa en ella.
Marcos podría ser un hombre real.
Si lo fuera, podría ser un chico joven. Podría tener el pelo corto, barba, y
estar de fiesta. Podría estar bebiendo con su grupo de amistades. Podría pagar
quince euros por entrar a la discoteca, o gastárselos en cervezas y tabaco que
fumar en la terraza de cualquier bar. Marcos podría estar disfrutando del
verano, o estudiando si hubiera suspendido alguna asignatura de la carrera que
podría estar estudiando. A Marcos podría despertarle el Whatsapp de su novio. Su novio podría ponerle un escueto buenos días, y acompañarlo con un
corazón. Él podría contestarle enviando una foto para que el chico viera lo
contenta que se pone su anatomía cuando piensa en él.
Marcos podría ser un hombre real.
Si lo fuera, podría ser un chico joven. Podría tener el pelo corto, barba, y
estar de fiesta. Podría estar bebiendo con su grupo de amistades. Podría pagar
quince euros por entrar a la discoteca, o gastárselos en cervezas y tabaco que
fumar en la terraza de cualquier bar. Marcos podría estar disfrutando del
verano, o estudiando si hubiera suspendido alguna asignatura de la carrera que
podría estar estudiando. A Marcos podría despertarle el Whatsapp de su novia. Ella podría ponerle un escueto buenos días, y acompañarlo con un
corazón. Él podría contestarle enviando una foto para que ella viera lo
contenta que se pone su anatomía cuando piensa en ella. Es lo mismo que Marcos
hacía hace unos meses cuando quería darle los buenos días a su ex, Javier.
Marcos podría ser un hombre real.
Si lo fuera, podría ser un chico joven. Podría tener el pelo corto, barba, y
estar de fiesta. Podría estar bebiendo con su grupo de amistades. Podría pagar
quince euros por entrar a la discoteca, o gastárselos en cervezas y tabaco que
fumar en la terraza de cualquier bar. Marcos podría estar disfrutando del
verano, o estudiando si hubiera suspendido alguna asignatura de la carrera que
podría estar estudiando. A Marcos podría despertarle el Whatsapp de su novia. Ella podría ponerle un escueto buenos días, y acompañarlo con un
corazón. Él podría contestarle enviando una foto para que ella viera lo
contenta que se pone su anatomía cuando piensa en ella, pero Marcos no tiene
polla, sino coño. También se alegra con los buenos días, pero en la foto no se
percibe. Ni a Marcos ni a su novia les importa lo más mínimo.
Marcos podría ser un hombre.
Podría ser real. Podría enamorarse de una mujer, de un hombre, o de ambos.
Marcos podría haberse llamado Helena. Si a Marcos le gustasen las mujeres, debería demostrarlo con una férrea masculinidad; si le gustasen los hombres, se enfrentaría cada día a miradas y algún que otro desprecio; si le gustasen ambos sexos, sería un vicioso; si antes hubiera tenido aspecto o nombre de mujer, sería un enfermo mental. Cambiar esas realidades está en nuestras manos. Ni tú, ni yo, ni nadie deberíamos decirle
que opción es mejor. Vivamos nuestras vidas, y dejemos a los demás vivir las
suyas.
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